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Muchas joyas se crean con piedras preciosas que se encuentran en la tierra, sin embargo, las perlas provienen de criaturas vivientes. Las ostras y otros moluscos crean perlas cuando una sustancia extraña queda atrapada en su interior. La reacción natural de los moluscos es cubrir el objeto extraño con nácar, la misma sustancia que se utiliza para crear su caparazón. Este recubrimiento es lo que forma una perla.
Las perlas cultivadas se utilizan comúnmente en joyería de perlas. Estas perlas se crean de la misma manera que las perlas naturales, pero los recolectores de ostras les ayudan un poco.
Los mejillones de agua dulce, que se encuentran en cuerpos de agua como estanques, ríos y lagos que no son salados, producen perlas de agua dulce. Las perlas de agua dulce se utilizan para crear piezas de joyería que tienden a ser menos costosas que las joyas de perlas creadas con agua salada. Aunque las perlas de agua dulce se crean con una técnica diferente, aún se ven hermosas en todas las piezas de joyería.
Asegúrate de que tus perlas no se queden en el agua. Esto puede erosionar la superficie de la perla, asegúrese de quitarse los anillos, las pulseras y los collares si se lava las manos o el cuello.
El sudor, el perfume, la laca para el cabello, los detergentes y los limpiadores domésticos pueden causar estragos en sus joyas de perlas porque tienen una superficie suave que las hace vulnerables a los elementos erosivos ácidos y agresivos.
Debe evitar arrojar sus joyas de perlas en su bolso. Esta acción puede rayar y astillar sus tesoros.
Si le cae líquido o comida sobre sus joyas de perlas, use un paño suave y seco para eliminar el derrame.
Al almacenar asegúrese de colocar en un estuche especial, papel de seda o material suave como terciopelo, así como mantenerlos en un lugar protegido de la luz fuerte, el calor y la aridez.